divendres, 23 d’abril del 2010

EL BARROCO. INTRODUCCIÓN

1.INTRODUCCIÓN
Una sociedad cambiante

A lo largo del S. XVII se produce en el sur de Europa una consolidación de las monarquías absolutas. Este poder creciente de la autoridad monárquica hará que el arte actúe como un sistema eficaz de propaganda al servicio del Estado.
Al mismo tiempo, en el norte, el desarrollo del capitalismo crea unas inquietudes sociales distintas. Es el arte burgués para burgueses. En otro sentido la Reforma protestante y la posterior Contrarreforma católica habían dividido a Europa en dos partes, la Europa protestante del norte rechaza las representaciones religiosas excepto las del Antiguo Testamento por su valor pedagógico y moralizante. La Europa católica del sur potencia las manifestaciones externas de piedad a través del arte religioso. Destacar la imaginería española y la representación iconográfica del dogma de la Inmaculada Concepción puesto en cuestión por los protestantes.
El lenguaje del Barroco

La evolución del Renacimiento hacia el manierismo desembocará, a finales del S. XVI, en un lenguaje artístico que responde a la situación de la sociedad europea del momento. El período barroco se caracteriza por una complejidad en las formas, que se hacen más dinámicas, con juegos teatrales de contrastes y sensaciones que rompen con la búsqueda del equilibrio y la armonía. El término barroco se identifica con las ideas de movimiento, decoración y complicación de las formas.
El lenguaje barroco no supone una innovación creadora porque propone una lectura libre de los elementos anteriores, donde predomine la sensación.
El principal objetivo del arte barroco es lo que podemos llamar el arte total. La arquitectura será la disciplina fundamental al que se condicionan todas las demás (escultura, pintura, jardinería) para conseguir un espacio de síntesis.
El arte al servicio del poder

El arte barroco expresa hacia el exterior la imagen del poder monárquico y eclesiástico. Favorece el concepto de arte como propaganda de la autoridad. Las construcciones de la realeza y los espacios públicos pretenden impresionar a los ciudadanos para que acaten los mandatos de la monarquía. La intención de reafirmar las posiciones de ambos poderes se ve también reflejada en las realizaciones artísticas que se ajustan a los principios que se persiguen defender. Un ejemplo de este arte es la Plaza Mayor.

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